domingo, 23 de noviembre de 2014

Clásicos Imprecindibles. La sinfonía n.7 "Leningrado" (1942) de Dimitri Shostakovich

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"Con un sentimiento de admiración y orgullo observé los hechos heróicos del pueblo de Leningrado... Todavía tengo que escribir el final de la sinfonía. Podría describirlo con una sola palabra "VICTORIA". Nunca he dedicado ninguna de mis obras, pero esta sinfonía pretendo dedicarla a Leningrado. Cada una de sus notas, todo lo que he puesto en ella, está ligado a mi ciudad natal y a estos históricas días de su defensa."


Ya hemos comentado alguna vez que lo único con lo que podemos consolarnos tras la terrible Segunda Guerra Mundial es con la esperanza de que nunca se repita nada parecido y con las múltiples obras de Arte que durante o después de la contienda se crearon y se siguen creando relacionadas con esta masacre que se llevó por delante a 60 millones de personas. En Música Clásica incluso se creó un nuevo género musical: la sinfonía de guerra.

Quién sino Shostakovich podía haber creado la mejor de ellas, la Sinfonía n.7 "Leningrado", compuesta por el músico ruso en su ciudad durante el sitio alemán que duró casi tres años y durante el que perecieron más de 1.000.000 de civiles y medio millón más de soldados soviéticos machacados sin piedad por el incesante bombardeo de la Wehrmacht,

Un asedio que es un ejemplo (malo) de "alianza de civilizaciones" (civilizaciones muy cabronas en este caso): junto a los nazis combatieron los fineses que querían recuperar los territorios perdidos tras la Guerra de Invierno con la URSS. Y también... ¡¡¡TACHÁN TACHÁN!!!... ¡los españoles!, toma ya.

Los voluntarios falangistas de la División Azul integrados en el XVI Ejército Alemán como la 250ª División de Infantería, lucharon contra el Ejército Rojo durante la operación "Estrella Polar". Más de 2000 compatriotas murieron allí.

Pese a estar ideológicamente situada en las antípodas de mis convicciones, parece ser que debemos reconocer que..."La División Azul fue una de las formaciones más y mejor cualificadas desde el punto de vista intelectual que haya actuado en una guerra. Hitler quedó impresionado por su resistencia en el combate" (Antony Beevor).


La Sinfonía "Leningrado" fue un éxito inmediato. Sus diferentes estrenos se cuentan por anécdotas. En Leningrado, por ejemplo, solamente quedaban 15 maestros de la sinfónica de la ciudad y se licenciaron provisionalmente a músicos que combatían en el frente para completar la formación. En Londres, asistieron más de 60.000 personas. Y un avión voló sobre Europa con la partitura microfilmada para que Arturo Toscanini (antifascista furibundo) pudiera estrenarla en Nueva York.

La sinfonía se divide en cuatro movimientos de los cuales el primero, Allegretto, el más extenso, es probablemente una de las páginas musicales que más se identifican con la "música de guerra" al evocar Shostakovich, con sus notas y en un continuo crescendo, el implacable avance de las tropas alemanas y su inminente llegada a la ciudad que los zares llamaron San Petersburgo.

Hasta 12 veces se repite la marcha dando lugar a uno de los pasajes más famosos de la música del genio ruso. Aquí tienen el pasaje de la invasión; la "marcha" nazi comienza en el minuto seis aproximadamente.

Disfruten ahora del Adagio de esta maravillosa sinfonía a la que a veces se tacha de sobrevalorada y que el mismo Béla Bartók encontraba algo absurda.

Pero a nosotros nos encanta la música del camarada y héroe del pueblo 
Dmitri Shostakovich.
Si les ha gustado el comienzo del Adagio que encabeza el post, aquí lo tienen enterito:

1 comentario:

Alí Reyes dijo...

La paradoja es que algo tan horrendo...produzca música tan bella...Paradoja terrible

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